Mariana Guadarrama
CHEF DEL MES
CHEF Mar guadarrama
Es un honor presentar a Mariana Guadarrama, una visionaria culinaria cuya influencia en la cocina mexicana ha trascendido generaciones. Es una chef que ha dejado huella imborrable en el panorama gastronómico.
Descubrir la cocina como un llamado de vida no es algo que ocurra de un día para otro, pero para Mariana Guadarrama fue evidente desde muy joven. “Siempre quería hacer recetas, hornear pasteles, ayudar a preparar el desayuno”, recuerda. Aunque sería años después, durante un verano en el restaurante escuela de Ambrosía, cuando todo cambiaría para siempre: “No tenía idea ni de cómo agarrar un cuchillo, pero ese verano cambió todo. Ahí me di cuenta de que esto era lo mío”.
Con una formación sólida en el CESSA, donde estudió la licenciatura en Administración de Restaurantes, Mariana ha construido una trayectoria que equilibra la técnica, la estrategia y la sensibilidad culinaria. Su carrera la ha llevado por cocinas profesionales, multinacionales y proyectos personales. Uno de sus primeros retos fue en el Club de Industriales de Tampico: “Era la única mujer y no me querían ahí. Me hicieron la vida imposible, pero me quedé. Fue un reto muy fuerte para mí, tenía apenas 21 años”.
Más adelante, su paso por Unilever México sería decisivo. “Ahí aprendí a formular productos, hacer recetas para etiquetas y campañas. Fue mi escuela más importante. Me di cuenta de que como chef tengo la posibilidad de llevar la gastronomía a otras áreas”.
Hoy, Mariana lidera dos importantes frentes en su carrera. Por un lado, es fundadora y directora de KUCEN, su empresa de catering y experiencias personalizadas. Por el otro, es chef corporativa de Los Panchos, restaurante emblemático de la Ciudad de México que está por cumplir 80 años. “Mi jefe, Pancho, me ha enseñado a ver el trabajo desde una perspectiva más humana. Confía en mí, me permite proponer, liderar. Estoy a cargo de eventos, medios y relaciones públicas. Es un espacio de mucho aprendizaje”.
Su identidad como cocinera también se expresa en el plato. Mariana no tiene un solo platillo insignia, pero sí sabores que la definen: “Me encanta lo ácido”, confiesa. Uno de sus platillos más representativos es un atrevido aguachile de cecina, aunque en casa su esposo insiste en que “la lasaña que hace es la mejor del mundo”.
En cuanto a sus influencias, menciona sin dudar a dos referentes: “Guillermo González Beristaín fue un jefe que me marcó. Su manera de dirigir la cocina fue definitiva. Y Mónica Patiño… verla en acción con esa presencia me hizo pensar: yo quiero ser como ella”.
Mariana también observa con entusiasmo el rumbo actual de la gastronomía. Más allá de técnicas o estilos, lo que la emociona es el regreso a lo esencial: “Me parece una tendencia muy fuerte e interesante: mirar más a fondo cada ingrediente, redescubrirlo, reinventarlo”.
El camino no ha sido fácil, pero Mariana lo ha recorrido con determinación. Su carácter, forjado en cocinas exigentes, no le ha restado sentido del humor. Una de sus anécdotas favoritas ocurrió en Los Panchos: “Un día llegó Jeff Goldblum… ¡a hacer tacos! Nos sorprendió su sencillez y su gran personalidad. Fue divertidísimo”.
Para ella, la cocina no es solo un oficio, sino una plataforma de transformación. “La gastronomía es fuente de trabajo, es motor turístico y económico. Hoy tiene una voz mundial. Ya no es un mundo solo de hombres: ahora las mujeres tenemos papeles muy importantes”.
Por eso, su consejo para quienes desean dedicarse a esta carrera es tan honesto como realista: “Que lo piensen dos veces. Esta profesión es muy demandante. Si no tienes vocación de servicio, puede ser frustrante. Pero si es lo que amas, que aprendan de los demás. Saber reconocerlo es una virtud”.
Además de su trabajo diario, Mariana celebra un logro reciente que la llena de orgullo: su participación en el libro FUEGO, publicado por Larousse Cocina. “Fue una experiencia maravillosa porque ser parte de un libro y trascender a través de recetas al lado de grandes chefs mexicanos es un gran orgullo”.
Organizada y meticulosa, Mariana confiesa que vive rodeada de listas, pendientes y libretas. Y aunque se define como intensa, nunca pierde de vista lo que más disfruta: comer, beber, descubrir nuevos sabores y aprender de los demás.
¿La fórmula de su éxito? “Pasión, trabajo en equipo y paciencia… aunque esa última aún no sé dónde se compra”, dice entre risas.
Mariana Guadarrama representa a una generación de chefs mexicanos que entienden la cocina como una herramienta de cambio, de expresión y de comunidad. Su historia es un recordatorio de que el liderazgo en gastronomía se cocina con esfuerzo, sabor y mucha vocación.
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